Cartas a los lectores
Madrid, 15 de septiembre de 2024
Estimados amigos, queridos y fieles hermanos en Cristo, colaboradores, y lectores de Verdad y Vida:
Junto con el pequeño pero fiel equipo de voluntarios que, con la imprescindible, incondicional y generosa ayuda de Dios, hace posible Verdad y Vida, nuestra página Web, www.comuniondelagracia.es, que ya ha recibido más de 154.950 visitas, Estimados amigos, queridos y fieles hermanos en Cristo, colaboradores y lectores de Verdad y Vida:
Junto con el pequeño pero fiel equipo de voluntarios que, con la imprescindible, incondicional y generosa ayuda de Dios, hace posible Verdad y Vida, nuestra página Web, https://www.comuniondelagracia.es, que ya ha recibido más de 154.200 visitas, y todos los demás aspectos del ministerio de la Comunión Internacional de la Gracia (CIG), mi esposa y yo deseamos y pedimos que, en unión de vuestros seres queridos tengáis buena salud y estéis llenos de fe y confianza en la salvación que Dios nos ha dado en Cristo.
En la actualidad hay movimientos sociales que, aunque no representan a un porcentaje mayoritario de la población, debido al excelente uso que hacen de los medios de comunicación y de las redes sociales, ejercen en la sociedad mucha más influencia y notoriedad de la que en realidad tienen. ¿Por qué los creyentes parecemos sentirnos en desventaja en relación con los que no creen, ya sean declaradamente ateos o agnósticos?
Me vais a permitir que en esta ocasión comparta con vosotros el artículo del Dr. Joseph Tkach, el anterior pastor presidente de la GCI, “Dios ama también a los ateos”, en el que él se refería a este tema: “Cada vez que se trata de discusiones sobre la cuestión de la fe, me pregunto por qué parece que los creyentes se sienten en desventaja. Los creyentes aparentemente asumen que los ateos, de alguna manera, han ganado la prueba, a menos que los fieles logren refutarla. El hecho es, por otro lado, que los ateos son incapaces de probar su postulado de que Dios no existe. Que los creyentes no puedan convencer a los ateos de la existencia de Dios no significa que estos últimos tengan evidencia de su proposición. El ateo Bruce Anderson enfatizó en su artículo Confesión atea: ‘Es bueno recordar que la gran mayoría de las personas más brillantes que han vivido alguna vez creyeron en Dios’. Muchos ateos simplemente no quieren creer en la existencia de Dios. Más bien, ven la ciencia como el único camino a la verdad. ¿Pero es realmente la ciencia el único camino a la verdad?
En su libro, El engaño del diablo: el ateísmo y su pretensión científica, el agnóstico, David Berlinski, enfatiza que las teorías prevalecientes del pensamiento humano: el Big Bang, el origen de la vida y el origen de la materia están abiertos a debate. Él escribe, por ejemplo: ‘La afirmación de que el pensamiento humano es un resultado de la evolución no es un hecho inquebrantable o incontrovertible’.
Como crítico, tanto del diseño inteligente como del darwinismo, Berlinski señala que ‘todavía hay muchos fenómenos que la ciencia no puede explicar. Hay un gran progreso en la comprensión de la naturaleza, pero no hay nada que, si se entiende claramente y se declara honestamente, requiera ignorar a un Creador’.
Conozco a varios científicos personalmente. Algunos de ellos son líderes en su campo. No tienen problemas para reconciliar sus descubrimientos en curso con su creencia en Dios. Cuanto más conocen sobre la creación física, más refuerzan su creencia en el Creador. También señalan que no se puede idear ningún experimento que pueda probar o refutar, de una vez por todas, la existencia de Dios. Verás, Dios es el Creador y no parte de la creación. Uno no puede «descubrir» a Dios buscándolo a través de capas cada vez más profundas de la creación. Dios se revela al hombre solo a través de su Hijo, Jesucristo.
Uno nunca encontrará a Dios como resultado de un experimento exitoso. Solo puedes conocer a Dios porque te ama, porque quiere que lo conozcas. Por eso envió a su Hijo a ser uno de nosotros. Si llegas al conocimiento de Dios, es decir, después de abrir tu corazón y tu mente a ello, y experimentar tu propio amor personal, entonces no tendrás dudas de que Dios existe.
Por eso puedo decirle a un ateo que le corresponde a él demostrar que no hay Dios, y no a mí, demostrarle que él existe. Una vez que lo reconozcas, también creerás. ¿Cuál es la verdadera definición de un ateo?: Persona que (todavía) no cree en Dios”.
El que Dios se nos haya dado a conocer en Jesucristo no es algo que nosotros hayamos generado por nosotros mismos. La Palabra de Dios dice que Jesucristo nos lo ha dado a conocer: “A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, quien es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer” (Juan 1:18), y que es el Padre el que nos lleva al Hijo: “Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en el día final…―Por esto os dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre” (Juan 6;44, 65).
Pero Dios está revelándose a todos los seres humanos, de acuerdo a su voluntad, soberanía y tiempo. Por ejemplo, el Espíritu Santo inspiró al apóstol Pablo a escribir que una vez que Dios llame a los gentiles, llamará también a todos los israelitas: “Hermanos, quiero que entendáis este misterio para que no os volváis presuntuosos. Parte de Israel se ha endurecido, y así permanecerá hasta que haya entrado la totalidad de los gentiles. De esta manera todo Israel será salvo, como está escrito: «El redentor vendrá de Sión y apartará de Jacob la impiedad” (Romanos 11:25-26).
No nos sintamos orgullosos o presuntuosos, como escribe el apóstol Pablo, de nuestro llamamiento como si fuese algo que nosotros nos hayamos ganado o merecido, sino aceptemos en humildad y gratitud que es un don de Dios. Ni critiquemos o juzguemos a los que Dios no les ha abierto los ojos espirituales todavía, para que vean y acepten a Jesús como su Salvador personal.
El llamamiento demanda una respuesta de nuestra parte: “«Si oís hoy su voz, no endurezcáis el corazón como sucedió en la rebelión» (Hebreos 3:7-8; 4:7). Si escucharas hoy su voz no cierres tus oídos y tus ojos a la misma. Responde al llamado que Dios está haciéndote a aceptar a su Hijo como tu Salvador personal, rendirte a su soberanía y poder y a seguirle en humildad con el poder de su Espíritu para que él vaya conformando más y más la imagen de su Hijo en ti, porque él ya te ha dado eso y mucho más: “Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia” (Efesios 1:3-7). No cierres tus oídos o te hagas el longui, cuando estás escuchando su voz en tu corazón, como si el llamado no fuese contigo.
Nosotros, por nuestra parte, en compañía del grupito de colaboradores que nos apoyan con sus oraciones y donativos, seguiremos compartiendo la Palabra de Dios mientras podamos por medio de Verdad y Vida de la página Web, y de la congregación. Con la siguiente revista, Dios mediante, empezaremos el año vigésimo noveno de su publicación desde España. Agradecemos a Dios, a nuestros colaboradores y a todos los lectores que la hayamos podido producir ininterrumpidamente todo este tiempo. Confiamos que Dios la ha usado, y la seguirá usando para hacer su llamamiento a muchas personas, y ser de ayuda para que sus lectores crezcan en gracia y conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 3:18).
El pequeño equipo de voluntarios directos en la realización de Verdad y Vida, y en el ministerio de la CIG, mi esposa yo, deseamos y pedimos que, llenos de fe y esperanza en la salvación que Dios nos ha dado en Jesucristo, tengáis buena salud y estéis llenos de gozo, paz y gratitud por el amor incondicional de Dios en Jesucristo por todos los seres humanos y por habitar en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Pedro Rufián Mesa
Director-Editor de Verdad y Vida
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