¿Por qué este derroche?


María Magdalena lava los pies de Jesús

Mateo 26 recoge un episodio interesante en la vida de Jesús. Sucedió durante la semana de pasión, la semana anterior a la crucifixión. Fue una semana llena de acción. Llena de hechos destacados. Y este no fue una excepción. En Mt. 26 encontramos la descripción de Jesús siendo ungido con perfume. Versículos 1-2:Después de exponer todas estas cosas, Jesús les dijo a sus discípulos:  ‘Como ya sabéis, faltan dos días para la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen’”.

Jesús conoce que el tiempo es breve. Dos días más. Pero sus discípulos parecen no darse cuenta, incluso cuando les había dicho que sería rechazado y muerto. Los discípulos no comprenden y Jesús debe llevar la carga por sí mismo.

Luego Mateo, en un abrupto cambio de escena, nos dice lo que está pasando en otro lugar casi al mismo tiempo. Versículos 3-5 Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote, y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo. Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo’”.

Versículos. 6-9 Regresamos a Jesús: Estando Jesús en Betania,–a poco más de 3 Km. de Jerusalén– en casa de Simón llamado el Leproso, se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa. – todo un jarrón de perfume. El aroma llenaría toda la habitación – Al ver esto, los discípulos se indignaron. ¿Para qué este desperdicio? dijeron. Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para darlo a los pobres.

Versículos 10-13 ”Consciente de ello, Jesús les dijo: Por qué molestan a esta mujer? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo. A los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no me vais a tener siempre.   Al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo a fin de prepararme para la sepultura. Os aseguro –dijo Jesús con énfasis– que en cualquier parte del mundo donde se predique este evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo”.

¿Por qué? ¿Por qué es esta historia tan importante como para ser contada donde quiera que llegara el mensaje del evangelio? ¿Por qué es tan importante?

Tenemos que admitir que la mujer había hecho un hermoso favor a Jesús. Y era apropiado el agradecimiento de Jesús, pero ¿significaba eso que los discípulos tendrían que contar la historia donde quiera que fueran por el mundo con el evangelio? El evangelio es importante, pero Jesús dijo que donde quiera que se predicara el mismo, esta historia debería de contarse también.

Cuando los discípulos fueron inspirados por Dios a escribir lo que Jesús hizo, también incluyeron lo que esta mujer hizo. La acción de esta mujer es una parte esencial de la historia de Jesús.

No es algo que ocurrió hace mucho y lejos de aquí. Se aplica al ahora y al aquí. Donde quiera que el evangelio se predica esta historia debe contarse también. La pregunta que nos surge es  «¿por qué?». Para contestar a esta pregunta tenemos que considerar el contexto histórico y literario.

El pasaje es sobre la inmediata muerte de Jesús. Empieza en el Versículo 2 con Jesús mencionando su muerte, el Versículo 3 con la conspiración para matarlo y en el Versículo 12, donde Jesús conecta la unción con su enterramiento.

Justo después de que Jesús dijera que esta historia se contaría, Mateo nos dice que Judas salió y conspiró con los jefes de los sacerdotes para traicionar al Jesús. De hecho, esta fue la gota que colmó el vaso de Judas. Estaba tan enfadado sobre ese gasto de dinero que salió para traicionar a su maestro por 30 monedas de plata.

Toda la historia se lleva a cabo en el contexto de la muerte de Jesús. Es prólogo de la pasión. Hay un número de semejanzas entre lo que la mujer hizo y lo que Jesús hizo en la cruz. De hecho, su acción fue de alguna forma una escena que mostraba verdades espirituales sobre Jesús. Muchas de las propias acciones de Jesús fueron lecciones objetivas de verdades espirituales. Hizo muchos más milagros de los recogidos en la Biblia, los narrados tienen un significado especial.

El milagro de alimentar a las 5.000 personas, por ejemplo, ayuda a ilustrar el hecho de que Jesús es el pan de vida. Así como él puede darnos el alimento que necesitamos para la vida física, también nos da lo que necesitamos para la vida eterna. El hecho de que podía hacer algo que podemos ver, nos da seguridad de que puede hacer algo que no podemos ver. De la misma forma que puede sanar enfermedades, también puede perdonar pecados. La acción física ayudaba a señalar una verdad espiritual.

Esto es también verdad sobre lo que esta mujer hizo por él. Lo que hizo ilustra para nosotros algunas lecciones poderosas sobre el sacrificio de Jesucristo. También ilustra la forma en la que debemos responder a Jesús. Lo que esta mujer hizo es un microcosmos del evangelio, puede ayudar a explicar la naturaleza del Evangelio.

Tres formas en las que este ungimiento se asemeja al sacrificio de Jesús mismo.

Juan 12 nos dice que ella fue María, la hermana de Lázaro, y que esto aconteció poco después de que Jesús levantara a la Lázaro de los muertos. La acción es más importante que quién la hizo, pero nos ayuda a entender mejor lo que aconteció entre bambalinas.

1º Punto María fue motivada a hacerlo por amor 

Nadie le dijo que lo hiciera. Es algo que María decidió hacer motivada por amor.

Jesús también llevó a cabo su sacrificio por amor. Tenía que pagar la pena por nuestros pecados. Había una demanda legal que llevar a cabo, pero el hacerlo fue motivado por amor. Dios nos amó tanto que una persona de la divinidad vino a la tierra para proveer nuestra salvación. El Hijo de Dios lo hizo voluntariamente, por amor a nosotros. Incluso cuando éramos pecadores, nos amó con una intensidad increíble.

¿Por qué María derramó su perfume sobre Jesús?        

Quizás se dio cuenta de que Jesús iba a morir pronto. Quizás sí, pero quizás no. Los discípulos no comprendían que Jesús iba a morir, y María quizás tampoco. Y si pensó que iba a morir podría haber guardado el perfume un par de días más para cuando necesitara ungir su cuerpo muerto.

Parece que derramó el perfume sobre Jesús porque tenía una intensa devoción por él. Estaba sobrecogida con amor. Quizás fue una respuesta a la resurrección de su hermano Lázaro. Incluso puede ser que hubiese comprado el perfume para ungir el cuerpo de su hermano muerto. ¡Pero Lázaro estaba vivo! María no necesitaba el perfume para él, gracias a lo que Jesús había hecho. ¿Cómo podía agradecerle el maravilloso don de la existencia que le había devuelto a su hermano? María usó aquel perfume tan generosamente con Jesús como muestra de su agradecimiento y amor. Para ella Jesús era la persona más importante del mundo. No estaba alabando alguna doctrina, o algún mandamiento en particular, sin importar cuán bueno pudiera ser. No, ella estaba alabando, dando honor, en efecto adorando a Jesús, haciendo un sacrificio por  él.

Muchas personas hoy están preocupadas con las creencias correctas (ortodoxia), que es bueno. Otras lo están con la conducta correcta (ortopraxis), que es buena. La necesitamos, pero necesitamos algo más también, y es algo que María demuestra para nosotros: La emoción correcta, el sentimiento correcto. Quizás podemos llamarla ortopatía u ortocardia, un corazón entregado. El corazón que necesitamos para Dios es una devoción intensamente personal, una pasión consumidora que no pone trabas a la expresión del amor.

Por supuesto, esta intensidad de emoción no es normal, y como muchas cosas inusuales, fue criticada. Esta clase de acción, de devoción, no estaba dentro del abanico de la conducta normal aceptable. Las personas la llamarían excéntrica, quizás incluso insana.

La sociedad dice: “No te dejes llevar por tus emociones. María lo hizo. La sociedad dice: moderación en todas las cosas. María no lo fue. Su sociedad la criticó, pero Jesús la elogió. El jurado de 12 hombres la declaró culpable, pero Jesús dijo: Ella es mejor que todos vosotros.

María tenía un afecto y devoción intensos por Jesús. Pudimos verlo cuando se sentó a los pies de Jesús para escuchar sus enseñanzas. Allí fue una persona contemplativa. Le gustaba pensar. Aquí es expresiva, expresando no con palabras sino con acciones. Su naturaleza contemplativa no le impidió hacer una poderosa afirmación, más poderosa que lo podrían haber hecho las palabras.

2º Punto La acción de María fue semejante al sacrificio de Cristo en que fue un sacrificio.

El perfume en aquel tiempo era más caro que lo es hoy, y para saberlo solo hay que tratar de comprar un Chanel nº 5Hoy los perfumes se venden en frascos atractivos de cristal, pero que se hacen en cadena, en aquel entonces incluso el jarrón que lo contenía era caro, normalmente de alabastro. Así que aquel perfume era increíblemente caro. María lo había comprado para su hermano y no lo necesitaba ahora, pero podía haberlo vendido y conseguir la mayor parte de su dinero.

Marcos nos dice que costaba alrededor del salario de un año. Podemos decir 15.000 €. ¿Te puedes imaginar un bote de perfume que costara 15.000,00 €? Te puedes imaginar tomarlo y derramarlo todo sobre la cabeza de alguien. 15.000 € evaporándose en el aire. ¡Perdido para siempre! El equivalente al salario anual de un obrero manual esfumado.

Esto nos muestra algo sobre la intensidad del amor de María por Jesús. Sin duda esta reflexiva mujer tuvo que saber lo que estaba haciendo y cuánto le había costado. Pero estuvo dispuesta a hacer el sacrificio.

Pero probablemente no pensó mucho aquel sacrificio. Su amor y agradecimiento por Jesús eran tan grandes que no le preocupaba el costo. Estaba feliz de poder demostrar sus intensos sentimientos por Jesús. Si tenía alguna clase de tristeza, no era sobre lo mucho que estaba dando, sino porque tenía tan poco que dar. El amor se expresa a sí mismo naturalmente en sacrificio propio, pensando muy poco en uno mismo. El amor se deleita en el sacrificio propio y busca expresarse así.

De hecho, si la ofrenda va a ser significativa en forma alguna, debe de costarnos algo, y deber ser dada de nuestra propia voluntad. Debemos de dar algo que es de valor para nosotros. La adoración siempre involucra sacrificio, de dinero, de tiempo, de orgullo o de los tres. Quizás todo lo que tenemos y todo lo que somos, en el caso de entregar nuestras vidas a Cristo Jesús nuestro Salvador. Para recibir el don de Dios de la nueva vida en Cristo, tenemos que morir a nuestro yo, a nuestra antigua forma de pensar y de vivir. El costo es vaciarno de nosotros mismos para que Jesús nos llene de él por medio del Espíritu.

Los discípulos estaban preocupados por sí mismos. Todos querían ser grandes en el Reino de Dios. Pero María estaba alcanzando grandeza ya, por su devoción consumidora hacía Jesús. Ella no estaba preocupada por sí misma, o lo que obtendría de su acción. Su preocupación era solo por Jesús.

Los discípulos sugirieron que el perfume pudo haberse vendido y el dinero dado a los pobres. No fue solo Judas el que puso objeción por aquel despilfarro. Todos los discípulos estaban indignados. Es bueno dar dinero a los pobres. La comprensión tradicional judía de la justicia incluía dar dinero a los pobres, y aparentemente los discípulos lo hicieron alguna vez. Recuerda cuando Judas salió de la Última Cena y los discípulos pensaron que él podría haber ido a dar algo a los pobres. 

Es bueno y apropiado compartir algo de lo que se tiene con los necesitados. Es un buen uso del dinero, pero en este caso, María había escogido un uso mejor incluso del dinero. Lo usó en un acto de devoción tremendo, un acto de adoración. Ese es un buen uso del dinero también.

Algunos cristianos hacen trabajo social, y lo hacen muy bien. El trabajo social es parte de la fe cristiana, pero desafortunadamente algunos ven eso como la única forma de mostrar el amor de Dios y se han olvidado de la devoción a Jesús y de la participación en la obra que Jesús está realizando para el Padre, y a la que nos ha invitado a participar. La obra social es buena, si es nuestra devoción por Jesús lo que causa que ayudemos a los necesitados. Es una cuestión de prioridades, y Jesús debe estar primero siempre.

Desde la perspectiva de un observador, lo que María hizo fue un gran sacrificio, pero porque estaba dispuesta fue un pequeño precio, una muestra de su amor. De la misma forma la crucifixión de Jesús, desde todas las perspectivas, fue un tremendo sacrifico, pero él estuvo dispuesto a hacerlo. Como el Espíritu Santo inspiró a escribir al autor de Hebreos en Hebreos 12:2  “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios”. Jesús sabía que la gloria le estaba esperando de nuevo, y que en su sacrificio incluiría en él a todos los seres humanos como sus hermanos y hermanas. Estuvo dispuesto a pagar el precio.

Cuando captamos la enormidad de su sacrificio, no podemos hacer otra cosa sino responder en amor y devoción, no hay sacrificio demasiado grande. Nada de lo que podamos hacer se puede comparar a lo que él ha hecho por nosotros. Nuestro amor por él nos compele a vivir por él, a dar todo lo que tenemos, como el apóstol Pablo registró de una forma magistral en 2 Corintios 5:14-15El amor de Cristo nos compele, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado”.

3º Punto La tercera forma en la que la acción de María fue similar a la crucifixión de Jesús es que fue extravagante

Fue mucho más de lo que era necesario.

Maria no era una persona calculadora que pensaba, ¿qué es lo mínimo que puedo hacer? ¿Cuánto tengo que gastar para que sea suficiente? ¿Cuál es mi deber? Ella no estaba atada a la tradición tampoco, no pensó ¿cómo muestran otras mujeres respeto por un rabí? No, María se pasó por alto las reglas y las tradiciones y rompió los límites de lo que era públicamente apropiado.

No preguntó a los discípulos si estaba bien. No temía la opinión pública. Su amor la libertó de ese temor. No temió hacer algo que se salía de lo común. Ni siquiera preguntó a Jesús si estaba bien. Aprovechó la oportunidad y lo hizo para expresar su devoción por él. Los discípulos no se oponían al ungimiento en sí mismo, ni al perfume, sino a la extravagancia. Era demasiado de una cosa buena. Era ridículo, un gasto excesivo, incluso pecaminoso.

Pero Jesús dijo: “No es así”. Lo que ha hecho ella es una cosa hermosa. Tenía un valor estético como una bella obra de arte, o de música. Fue una hermosa acción de devoción, a la que era imposible poner precio.

A veces, nos preocupamos en exceso del uso práctico de lo que hacemos.  Queremos ver resultados prácticos de lo que hacemos, resultados tangibles, ser eficientes. Eso, a veces, puede significar que solo hacemos cosas normales, nunca lo inusual, lo bello, lo heroico, nada que requiera fe. No creemos que como ministerio lleguemos a ese extremo, publicamos Verdad y Vida cuyo propósito principal es dar a conocer el amor de Dios en Cristo al mayor número posible de personas, no para tener más miembros y sabiendo que los donativos de los lectores no cubren ni el 20% de su costo. Hacemos campañas de publicidad ofreciendo los servicios de la congregación sabiendo que muy pocas o ninguna persona responderá, hemos participado en eventos evangelísticos como FestiMadrid, Mi Esperanza, Hay Esperanza etc, hemos organizado conciertos evangelísticos distribuyendo miles de invitaciones. Creemos que Dios nos ha dado el equilibrio necesario entre fe y eficiencia. Dios nos dice también que no echemos las perlas a los cerdos.

Los discípulos querían que se le diera buen uso al dinero, algo práctico, como comida para los pobres. Y eso es una buena cosa. Era lo normal, incluso popular, algo con lo que la mayoría habría estado de acuerdo. Pero la efectividad no es la cosa más importante en el universo. La eficiencia, la efectividad, la opinión pública, los límites formales de la sociedad no son nuestro dios.

Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, es nuestro Dios, y es útil gastar nuestros recursos materiales para darle honor y glorificarle. Quizás no veamos los resultados tangibles, pero un sacrificio de amor y devoción tiene una efectividad en sí mismo. Un acto de gran belleza es efectivo en sí mismo cuando se hace para Jesucristo. En la visión de Juan del trono celestial y de la Nueva Jerusalén vemos mucha belleza. El enfoque está en la belleza no en la efectividad.

El extravagante acto de gasto de María fue en realidad una imagen de la belleza celestial, una fragancia celestial. Mostró el sacrificio de Jesucristo en una forma que no podían hacerlo las palabras.   Fue extravagante, y eso fue parte de su belleza. Dios mismo es extravagante.

Por supuesto, cuando se hace algo que se sale de lo normal, puedes estar casi seguro que alguien se quejará de ello. Alguien no va a entender los motivos, ni la belleza, o va a decir: “Eso no está bien. No hacemos las cosas así”. Para ellos parece que la mediocridad es mejor que la pasión, pero Jesús alaba la pasión, no la mediocridad.

Dios nos dio el don más extravagante que puede haber, su Hijo Jesucristo, y cuando ninguno nos lo merecíamos en forma alguna. La gracia es extravagante. Jesús dio todo lo que tenía por nosotros. Su propia vida. Y era más que necesario, murió por todo el mundo cuando todo el mundo lo rechazaba. Cuando todos éramos sus enemigos.

¡¡Qué desperdicio!! puede que piensen algunas personas, pero fue un acto de amor, de sacrificio, de extravagancia. Algunas personas dijeron: “Eso no puede estar bien. Esa no es la forma en que Dios normalmente actúa con nosotros”. Pero Dios hace cosas que se salen de lo común. Jesús nos muestra compromiso total, sacrificio total para que respondamos con todo nuestro ser.

Necesitamos responder a él de la misma forma que lo hizo María, con un foco supremo en él, con un amor sin fisuras, que lo da todo por bien perdido si es por Jesucristo. Un amor que no se pregunta que es lo mínimo que podemos hacer, que no le preocupa la opinión pública, un amor que ya no se preocupa con lo que está dentro de la devoción normal, un amor que está dispuesto a ser extravagante.

Así que vemos que cuando María derramó el perfume sobre Jesús, no estaba solo mostrando algunos aspectos de lo que Jesús haría en la cruz, sino también la forma en la que debemos responder a Jesús con total devoción y disposición al sacrificio, a ir más allá de los límites de lo normal y a tener un amor extraordinario por él.

¿Has hecho alguna vez algo extravagante por Dios, tan extravagante que las personas pensaron que estabas loco? ¿Has estado alguna vez tan compelido por el amor a Cristo que otras personas criticaron lo que hiciste? Algunos lo hemos hecho, quizás hace ya, pero cuando quiera que fuese, fue un dulce aroma ofrecido a Dios.

El ejemplo de María nos desafía diciéndonos que puede que seamos demasiado reservados, demasiado preocupados con lo que otros puedan pensar y no por amar a Jesús tanto como debemos hacerlo. Que necesitamos pensar más en actos de belleza extraordinaria por Dios.

Dios ha sido extravagante contigo y con nosotros. Nos ha bañado generosamente en las riquezas de su gracia. Nos ha dado repetidamente cosas que no merecemos ni que quizás apreciamos en la forma en la que debemos hacerlo. Su gracia por tí y por todos los seres humanos no tiene límites ni fin, ¿cómo vamos a responder a Aquel que dio su vida por nosotros? ¿Como estás respondiendo tú?

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