Astrofísica y apologética

El doctor David Wilkinson tiene dos facetas: Es un pastor ordenado y atrofísico. Actualmente es capellán en la Universidad de Liverpool, pero ha aceptado el nombramiento de Miembro de Apologética Cristiana en el Sant John Institute en Durham (Reino Unido). Verdad y Vida habló con el Dr. Wilkinson sobre el reto de reconciliar la ciencia y la fe. 

VV: ¿Qué significa «apologética», y qué hace usted?

DW: No hay que confundir «apologética» con disculpa o justificación. Significa explicar y defender la posición cristiana con argumentos lógicos. Creo que la apologética hoy tiene dos aspectos: uno es la comprensión muy tradicional de la apologética, y que responde a preguntas como: «¿por qué hay sufrimiento en el mundo si hay un Dios bueno?, o «¿cómo podemos reconciliar la ciencia con el cristianismo?». Pero, pienso que la apologética es mucho más que eso. La apologética es hacer la verdad de la fe cristiana relevante ante las preocupaciones e intereses de las personas de hoy.

VV: La Biblia nos dice: «los cielos la gloria de Dios declaran». Eso fue escrito hace 3000 años. Hoy sabemos mucho más y deberíamos tener una percepción mucho más grande de la grandeza y la majestuosidad de Dios. Sin embargo, gran parte de la ciencia parece estar en contra del concepto de la creación y de un Creador.

DW: Muchas personas tienen la idea de que la ciencia está en contra del concepto de la creación pero no creo que sea válida. Una de las cosas más fascinantes de los últimos 20-30 años es que el interés y las preguntas sobre Dios de los científicos ha crecido cada vez más; quizá no cuestiones sobre la fe cristiana, pero están interesados en las grandes incognitas. Por ejemplo, en mi campo de astrofísica, muchos de mis colegas se fascinarían con preguntas sobre el propósito y el porqué estamos aquí. La ciencia por sí sola no da respuestas a eso. Lo que la ciencia nos muestra son cosas como la grandeza de Dios.

VV: ¿Qué quiere decir con eso?

DW: Bueno, sabemos que nuestro sol es una estrella en una galaxia de miles de millones de estrellas, y nuestra galaxia es una de las miles de millones de galaxias del universo. Cuando uno lee en el primer capítulo de Génesis, casi como un comentario lateral «él creó también las estrellas», empieza e ver parte de la grandeza de Dios.

Creo que la ciencia ha apoyado mi fe, porque me ha ayudado a apreciar cosas como la importancia de la evidencia dentro de la fe cristiana. Pero mi fe ha ayudado también a mi ciencia. Kepler dijo: «La ciencia es pensar los pensamientos de Dios después de Él». La ciencia ha expandido mi visión para ver cuan buena, elegante, bella y majestuosa es la creación.

VV: Entonces, ¿por qué algunos científicos tienden a considerar irrelevantes las cuestiones de fe y de revelación?

DW: Creo que gran parte de eso procede de lo que podríamos llamar el conflicto de la hipótesis. Esto es, que la ciencia y la fe son de alguna manera opuestas y mutuamente excluyentes. Se puede trazar la trayectoria histórica de esto al inicio del siglo cuando personas como T. H. Huxley trataron de liberar a la ciencia del control de la iglesia. Hasta entonces los grandes científicos fueron creyentes cristianos.

La realidad es que ahora la mayoría de los científicos profesionales estarían mucho más abiertos a cuestiones religiosas que quizá hace treinta o cuarenta años. Hay una auténtica búsqueda e interés de respuestas espirituales tanto como por las científicas.

VV: ¿Quiere decir que hay cierto nivel de curiosidad o incluso aceptación detrás del agnosticismo?

DW: Sí, eso creo. Por ejemplo, si miramos el trabajo de alguien como Paul Davies, un eminentísimo cosmólogo y popularizador de la ciencia, vemos que no teme explorar preguntas que van más allá de la ciencia. Preguntas sobre el propósito del universo, porqué el universo parece tan extremadamente equilibrado como para hacer posible la vida. Preguntas sobre la inteligibilidad del universo y aun porqué los científicos pueden hacer ciencia.

VV: ¿No hay cierto peligro de que los lectores no expertos en el tema digan: «mira, ves, admiten que Dios existe?».

DW: Hay que tener cuidado. Los medios de comunicación particularmente ensalzarán cualquier descubrimiento, y aun los científicos también, con el fin de recibir financiación. Tenemos que ser cautos con respecto a algunas de las afirmaciones que se hacen. Estos nuevos descubrimientos en cosmología no deberían preocuparnos. Son emocionantes. Empezamos a ver ciertas cosas compartidas por la fe cristiana.

VV: ¿Cómo cuáles?

DW: Uno de los temas de interés en este momento en cosmología no es el principio del universo, sino el final. ¿Se va a seguir expandiendo el universo para siempre o llegará un momento en que alcance su límite y se colapse?

Ahora hay diferentes propuestas al respecto. Pero una de las cosas interesantes para mí como cristiano es: ¿qué dice esto sobre la creación? Si el universo se expande por siempre, lo hace en lo que se llama muerte caliente. Todo se enfría. Si el universo empieza a colapsarse después de expandirse, todo se destruye en una gran crisis. A este respecto lo que encuentro interesante es que la Biblia no habla de la continuación de esta tierra, sino de nuevos cielos y nueva tierra, porque los propósitos de Dios van más allá del presente universo.

Después está lo que hemos descubierto sobre los delicados equilibrios en el universo que hacen posible la vida. Es llamado el principio antrópico.

Para hacer posible la estructura dentro del universo, la fuerza gravitacional, que atrae todo, y la fuerza expansiva de la gran explosión, que provocó la expansión del universo, necesitaron estar equilibradas en un determinado momento en la historia del universo. Y tuvieron que estar equilibradas con una gran precisión de 1060, esto es, 10 seguido de 59 ceros. No podemos captarlo, es como si uno tuviera que dar, con los ojos vendados, en un blanco de un centímetro cuadrado al otro lado del universo.

Descubrimientos como estos no son pruebas de Dios, pero plantean preguntas para las que la fe cristiana tiene respuestas muy sencillas.

VV: La idea de que uno puede probar por medio del diseño que Dios es, no se sostiene, ¿no es así?

DW: Hay un sinfín de problemas al tratar de demostrar la existencia de Dios por medio del diseño. En términos de ciencia moderna uno no puede probar la existencia de Dios tampoco por medio del argumento del diseño, porque siempre hay teorías alternativas. Por ejemplo, volvamos a los equilibrios antrópicos.

El cristiano puede mirar a lo bien equilibrado que está el universo y decir: «Eso prueba que hay un Dios». Un ateo puede afirmar algo así: «Quizás hay un número infinito de universos, cada uno con diferentes condiciones, y el nuestro resulta que está equilibrado y por eso estamos aquí. De hecho hay millones y millones de otros universos que no tienen vida. Por lo tanto es simple casualidad».

Bien, científicamente uno puede decir eso, pero tiene que tener mucho cuidado. Cuando introducimos la frase «en otros universos», vamos más allá de la ciencia. En realidad, eso es una explicación metafísica, incluso una explicación teológica. La persona que cree que hay millones de universos no puede probar que existen porque no hay información de qué ha pasado en ellos. Pero el cristiano puede decir: «mi explicación metafísica en términos de Dios, tiene en realidad alguna base por la proclamación cristiana de que Dios ha venido a nuestro universo en la persona de Jesús». Así que hay posibilidad de saber que hay más allá de este universo físico.

Este no es el argumento clásico del diseño. Reconoce que necesita contar además de con los detalles del diseño y los equilibrios de la creación, con la afirmación cristiana de que Dios puede ser conocido sólo porque se muestra a sí mismo de una forma que nosotros podamos comprender.

La creación puede ayudarnos a comprender su naturaleza, pero no nos da la imagen completa. Tomemos por ejemplo la pregunta, y es una pregunta válida, ¿es Dios un Dios de amor? Por cada bonita puesta de sol podría mostrarte un niño muriendo de leucemia.

La pregunta entonces es: ¿cómo estableces si Dios es un Dios de amor o no? Para mí simplemente es que lo veo en el hombre Jesucristo, el Dios de compasión, el Dios de misericordia, el Dios de justicia. Dentro de este marco luego puedo mirar al universo y contemplar la bonita puesta de sol para ver que el amor y compasión de Dios son expresados por medio de la belleza y la creatividad artística. Y al mismo tiempo puedo ver un Dios que se preocupa de los niños sufriendo leucemia.

La creación nos confronta con el problema del sufrimiento y pocos cristianos serían tan arrogantes como para decir que tienen una respuesta completa para ello.

VV: Se podría argumentar que un Dios de amor, en primer lugar ni siquiera hubiera creado la posibilidad de la leucemia.

DW: Creo que entonces estamos evaluando a Dios y probablemente estamos también divagando en áreas donde lo personal y lo teológico entran en tensión. Usted y yo podríamos entablar una interesante discusión intelectual sobre un niño muriendo de leucemia, pero usted no va al lado de la cama del niño y tiene una discusión intelectual con los padres. Lo que espera hacer es traer el amor de Dios a esa situación dando apoyo y preocupándose.

VV: Si dice que la única forma en la que podemos realmente conocer a Dios es a través de Jesucristo, un científico podría decir: «Bien, ¿cómo investigo a Jesucristo?».

DW: Muy importante. Recuerdo una conversación que tuve desayunando con un estudiante que acababa de llegar a la universidad en la que yo era un posgraduado. Él estaba en su primer año de física, se sentó y dijo: «Creo que eres cristiano». Yo le dije: «sí, lo soy». Él me preguntó: «¿Cómo puedes ser un científico y un cristiano?». Era por la mañana temprano, estuve un poco brusco con él y le dije: “Dime, ¿has considerado alguna vez la evidencia de la historicidad de Jesús?». A lo que él contestó: «No, pero vi un programa en la televisión en el que decían que no existió». Y proseguí: «¿Has mirado alguna vez la evidencia de sus enseñanzas o de su muerte en la cruz?». Él contestó: «Bueno, hicimos todo eso en religión hace mucho tiempo pero en realidad ya no me acuerdo». Le dije: «¿Has buscado alguna vez seriamente evidencia histórica de la resurrección de Jesús, de sus apariciones a los discípulos y de la tumba vacía que creció con la iglesia cristiana?». A lo que me respondió: «No, pero aunque lo hiciera no cambiaría de idea porque sé que los muertos no pueden resucitar». En ese momento me dieron ganas de contestarle: «Vas a tener que aprender mucho antes de llegar a ser un científico, porque para un científico la evidencia es la clave».

Como científico me acerco al hombre Jesucristo no con una creencia a priori de que la Biblia es infalible, o de que este hombre es exactamente lo que dice ser. Llego como alguien que quiere en primer lugar y sobre todo valorar la evidencia. Considero la evidencia de la historia dentro del Nuevo Testamento. Miro a la evidencia contenida dentro del crecimiento de la iglesia cristiana. Examino la evidencia de los hombres y mujeres, de los chicos y chicas que proclaman experimentar a Jesucristo y veo si esta evidencia se sostiene.

Esta es una manera muy científica de hacerlo. Pero al mismo tiempo necesito decir que, aunque esa evidencia esté ahí, llega un momento que va más allá de la ciencia. Porque la afirmación cristiana es que Jesucristo es personal, y cuando venimos a las personas en lugar de a las teorías científicas, estamos en un terreno diferente.

Como científico, usted podría preguntarme: «¿Cómo sé que mi esposa me quiere?». Bien, tengo evidencia científica de ello: ¿me compra una tarjeta de San Valentín o grita y sale de la habitación cada vez que entro yo? Eso me dirá algo, pero al final sólo conoceré de su amor por mí si estoy preparado para comprometerme con ella en una relación.

Esa es la única forma en que lo sé seguro. Y la fe cristiana es algo parecido a eso.

VV: ¿Está diciendo que la ciencia no es la única medida de la realidad?

DW: Absolutamente, y una vez más esa es la falacia del argumento de decir: «Una vez que tenga una descripción científica de algo, eso es todo lo que necesito». Ese no es en realidad el caso.

Si hacemos la pregunta «¿por qué está hirviendo la olla?», uno bien puede decir, porque la energía calorífica se está  transfiriendo a las moléculas de agua, lo que está aumentando su velocidad; a la larga se forman burbujas y es por ello que la olla está hirviendo. Al mismo tiempo se puede dar otra respuesta y es, porque tú y yo vamos a tomar una taza de te juntos. Una respuesta es científica y la otra habla del propósito. Si voy a entender porqué está hirviendo la olla necesito saber las dos respuestas.

Los que siguen la hipótesis del conflicto están dando sólo un aspecto de lo que es una realidad multifacética.

VV: Volvamos al cosmos. Como astrofísico, ¿qué grandes preguntas aún sin contestar le fascinan más?

DW: Hay un montón. He hablado del fin del universo y eso está ligado a la cuestión de la llamada materia negra. Las estrellas y los planetas son tan solo un pequeño porcentaje, quizá no más del 10%, de la masa total del universo. Hay cantidad de masa en el universo que sabemos está ahí porque podemos ver sus efectos en la gravedad. Pero no sabemos de qué está hecha. Eso nos recuerda lo poco que sabemos, pero también es una de esas grandes y fascinantes preguntas de la ciencia.

Hay muchas especulaciones. Algunos dicen que tenemos errada nuestra masa. Pero los principales candidatos son los que podemos llamar enanos marrones, que son en realidad grandes planetas que nunca llegaron a ser estrellas, como Júpiter. Júpiter es un planeta muy grande que nunca llegó a ser una estrella. Pero yo creo que eso es improbable. Pienso que el mejor candidato es alguna clase de partícula exótica que todavía no hemos descubierto. Hoy se está a la búsqueda de tales partículas.

Teóricamente podemos decir que existen, pero necesitamos encontrar una. Eso es muy difícil porque aunque ejercen atracción a gran escala, parece que no responden a una carga eléctrica o por medio de cualquier otra forma que podamos medir.

Otra pregunta que me intriga es la inteligencia extraterrestre.

VV: ¿Es esa una búsqueda auténticamente científica?

DW: Sí, lo es. La búsqueda de inteligencia extraterrestre ha sido un tema honestamente científico durante muchos años. Desafortunadamente ha adquirido mala reputación por algunas afirmaciones entusiastas pero no científicas.

Todo lo que podemos decir con seguridad en este momento es que la única vida inteligente en la galaxia somos nosotros. No podemos ir más allá hasta que no tengamos alguna clase de contacto.

VV: ¿Cómo afectaría a su fe el formar parte de un equipo que descubriera hombrecillos verdes viviendo en una de las lunas de Júpiter?

DW: No sería catastrófico para mi fe. Sería una demostración más de los prodigios y la grandeza de Dios. Le daría la bienvenida. Eso no significa que no quedarían preguntas difíciles por resolver.

Vuelvo a uno de mis comentarios de que lo que Dios hace es prodigioso. ¿Por qué tantas estrellas? ¿Por qué tantas galaxias? Seguramente si Dios estuviera interesado solo en nosotros, una estrella, un planeta serían suficientes. Pero los billones de estrellas son un reflejo de la naturaleza de Dios.

Y cuanto más descubrimos de aquello que vemos, todo parece ser útil. Todo tiene su porqué.

VV: Así que ¿usted no tiene conflicto entre sus facetas de pastor cristiano y científico teórico?

DW: No, no hay conflicto. Eso no quiere decir que no haya preguntas sin respuestas. Pero al final, como me dijo alguien en cuanto me hice cristiano, si proclamas a Jesús como Señor, entonces tiene que ser Señor de tu mente así como de tu corazón. No puedes jugar a dos barajas, una mientras dura la celebración de adoración y la otra el mundo real el resto de la semana. El mismo Jesús, que es Señor en la adoración, es también Señor en el lugar de trabajo. Parte de mi compromiso en el discipulado cristiano ha sido mostrar integridad. Creo que las iglesias no son muy buenas ayudando a los científicos. A menudo el lenguaje, las ilustraciones y los conceptos que usamos en la adoración están más basadas en el mundo del arte. Los científicos a menudo se encuentran bastante apartados de las iglesias.

Yo he tenido la bendición de formar parte de congregaciones donde la ciencia se ha valorado. Para mí siempre ha estado claro que ser un científico era tanto un llamamiento cristiano como ser un trabajador de la iglesia a tiempo completo. Trato y animo a los estudiantes a que vean la ciencia como un llamamiento. Dios ha creado un universo donde la ciencia es posible. Jesús es en quien, como dice Pablo en Colosenses, subsisten todas las cosas. Podemos hacer ciencia solo gracias a Jesús y debería ser para su gloria.


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2 Comentarios

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