El valor de Pi y lo que conocemos de Dios
El valor de Pi
por Dr. Joseph Tkach
Para la mayoría de nosotros, no hay nada que intimide más que una pizarra lleno de ecuaciones de matemáticas. Pero lo que para la mayoría de nosotros parece una mezcla insondable de signos y símbolos puede ser algo de gran belleza para un matemático. Para aquellos que entienden, una buena ecuación tiene la elegancia y la simetría de poema clásico o de una gran obra musical. Los números pueden se fascinantes, sin duda. Permitidme que os muestre a que me refiero considerando un símbolo matemático que probablemente todos reconozcamos: La letra griega ∏. En la escuela primaria aprendimos a llamar Pi a este símbolo. Pi se usa para representar la relación entre la circunferencia y el diámetro de un círculo. Es la respuesta a una pregunta: ¿Cuál es la relación entre la circunferencia de un círculo y la longitud de su diámetro? Pi es un número irracional, lo que significa que no puede expresarse de forma exacta como una fracción simple. De hecho, no puede expresarse con exactitud en forma alguna, es lo que se llama un decimal no repetitivo. Durante siglos los matemáticos han tratado de calcular el valor más preciso de Pi. He aquí su valor con cien decimales: 3,1415926535 8979323846 2643383279 5028841971 6939937510 5820974944 5923078164 0628620899 8628034825 3421170679. Aunque los matemáticos han calculado Pi hasta con diez trillones de decimales, no ha encontrado patrones discernibles de repetición. A causa de esta anomalía, Pi contiene todas las series de secuencias numéricas que se puedan pensar. En Pi encontrarás ¡tu número de teléfono, de seguridad social, tu fecha de nacimiento, la fecha de tu boda y la fecha de tu muerte y más! Sin embargo, esta anomalía no convierte en inútil a Pi, expresándolo como 3,141516 es lo bastante bueno como para la mayoría de los propósitos prácticos. Incluso si la especialidad de matemáticas superiores es un territorio extraño para la mayoría de nosotros, creo que podemos ver porqué aquellos que las han estudiado encuentran una belleza, e incluso inspiración espiritual en ellas.
Para la mayoría de nosotros, no hay nada que intimide más que una pizarra lleno de ecuaciones de matemáticas. Pero lo que para la mayoría de nosotros parece una mezcla insondable de signos y símbolos puede ser algo de gran belleza para un matemático. Para aquellos que entienden, una buena ecuación tiene la elegancia y la simetría de poema clásico o de una gran obra musical. Los números pueden se fascinantes, sin duda. Permitidme que os muestre a que me refiero considerando un símbolo matemático que probablemente todos reconozcamos: La letra griega ∏. En la escuela primaria aprendimos a llamar Pi a este símbolo. Pi se usa para representar la relación entre la circunferencia y el diámetro de un círculo. Es la respuesta a una pregunta: ¿Cuál es la relación entre la circunferencia de un círculo y la longitud de su diámetro? Pi es un número irracional, lo que significa que no puede expresarse de forma exacta como una fracción simple. De hecho, no puede expresarse con exactitud en forma alguna, es lo que se llama un decimal no repetitivo. Durante siglos los matemáticos han tratado de calcular el valor más preciso de Pi. He aquí su valor con cien decimales: 3,1415926535 8979323846 2643383279 5028841971 6939937510 5820974944 5923078164 0628620899 8628034825 3421170679. Aunque los matemáticos han calculado Pi hasta con diez trillones de decimales, no ha encontrado patrones discernibles de repetición. A causa de esta anomalía, Pi contiene todas las series de secuencias numéricas que se puedan pensar. En Pi encontrarás ¡tu número de teléfono, de seguridad social, tu fecha de nacimiento, la fecha de tu boda y la fecha de tu muerte y más! Sin embargo, esta anomalía no convierte en inútil a Pi, expresándolo como 3,141516 es lo bastante bueno como para la mayoría de los propósitos prácticos. Incluso si la especialidad de matemáticas superiores es un territorio extraño para la mayoría de nosotros, creo que podemos ver porqué aquellos que las han estudiado encuentran una belleza, e incluso inspiración espiritual en ellas.
El astrónomo Johannes Kepler dijo: “La geometría es uno de los brillos eternos en la mente de Dios. Eso compartido entre los seres humanos es una de las razones por las que el ser humano es la imagen de Dios”. Gottfried Wilhelm Leibniz afirmó: “El placer que nos produce la música procede de contar, pero contar inconscientemente. La música no es sino aritmética inconsciente”. Sir Isaac Newton proclamó: “Dios lo creó todo por medio de números, pesos y medidas”. Euclides observó como “las leyes naturales no son sino los pensamientos matemáticos de Dios”. Galileo Galilei notó que “las matemáticas son el alfabeto con el que Dios ha escrito el universo”. Y Einstein dijo: “Dios no se preocupa de nuestras dificultades matemáticas. Integra empíricamente”. Como los físicos de partículas que trabajan en la primera línea de los descubrimientos, los matemáticos están encontrando que es necesario expresar sus conclusiones en lenguaje que suena a más metafísico que estrictamente científico. El distinguido matemático Paul Albert Gordan (1837-1912) anticipó esto cuando escribió: “Esto [un axioma matemático] no es ya matemáticas, es teología”.
El astrónomo Johannes Kepler dijo: “La geometría es uno de los brillos eternos en la mente de Dios. Eso compartido entre los seres humanos es una de las razones por las que el ser humano es la imagen de Dios”. Gottfried Wilhelm Leibniz afirmó: “El placer que nos produce la música procede de contar, pero contar inconscientemente. La música no es sino aritmética inconsciente”. Sir Isaac Newton proclamó: “Dios lo creó todo por medio de números, pesos y medidas”. Euclides observó como “las leyes naturales no son sino los pensamientos matemáticos de Dios”. Galileo Galilei notó que “las matemáticas son el alfabeto con el que Dios ha escrito el universo”. Y Einstein dijo: “Dios no se preocupa de nuestras dificultades matemáticas. Integra empíricamente”. Como los físicos de partículas que trabajan en la primera línea de los descubrimientos, los matemáticos están encontrando que es necesario expresar sus conclusiones en lenguaje que suena a más metafísico que estrictamente científico. El distinguido matemático Paul Albert Gordan (1837-1912) anticipó esto cuando escribió: “Esto [un axioma matemático] no es ya matemáticas, es teología”.
Por supuesto, Dios es el matemático más grande. Puede contar los pájaros que caen del cielo, el número de cabellos en nuestras cabezas e incluso recordar el número de lágrimas que hemos vertido. Pablo nos recuerda como podemos entender algo de Dios mirando su creación. Y, por supuesto, la mejor imagen que tenemos de a qué es Dios semejante está en la persona de Jesucristo. Jesús vino para ser uno de nosotros y mostrarnos al Padre y al Espíritu Santo. De eso la iglesia formuló la doctrina de la naturaleza trinitaria de Dios. Entender a Dios como una Trinidad no explica cada detalle, pero engloba esencialmente lo que necesitamos saber y posiblemente lo que podemos conocer. Podríamos decir que la doctrina de la Trinidad “explica” Dios, como el 3,141516 expresa Pi como una fracción. No podemos llegar al último decimal de Pi, y no podemos explicarlo todo sobre la verdad, la realidad y el ser de Dios. Pero conocer a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo es suficientemente completo y preciso como para permitirnos captar la verdadera naturaleza de Dios en nuestras vidas diarias y unirnos en una relación plena con él. Una verdadera relación con Dios, cuando se vive por medio de Jesucristo, no requiere primero una comprensión total. Nuestra comprensión es posterior a nuestro estar en una relación reconciliada con Dios por medio de Jesucristo, quien tiene una comprensión total de Dios y comparte con nosotros todo lo que podemos captar. Sería absurdo y arrogante para meros mortales afirmar que podemos explicar siempre todo lo que hay que conocer sobre Dios. Él es mucho más grande que nosotros, tiene pensamientos que no son los nuestros, y caminos que son mucho más altos que los nuestros (Isaías 55:8). Su compasión inmerecida, su misericordia infinita y su amor incondicional no tiene sentido para nuestras formas humanas de razonar. Como Pablo escribió en su Epístola a los Romanos: “¿Has conocido alguna vez algo parecido a esta extravagante generosidad de Dios, esa profunda, profunda sabiduría? Está muy por encima de nuestras cabezas. Nunca nos la figuraríamos” (Romanos 11:33, The Message – El Mensaje). Moisés lo resumió bien en Deuteronomio 29:29: “Lo secreto le pertenece al SEÑOR nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley”. Por medio de Jesús sabemos mucho más que el antiguo Israel pudo haber conocido. Pero recordemos siempre que en nuestra comprensión todavía vemos de “manera indirecta y velada, como en un espejo”, incluso mientras estamos de hecho gozando una relación real y correcta con Dios a través de Cristo y por el Espíritu. Un día todo será claro. Hasta entonces, encuentro fascinante mirar por encima de los hombros de los matemáticos y los científicos mientras investigan cada vez más profundo dentro de los misterios del cosmos, especialmente de aquellos que tienen la humildad para decir al final del día: “Cuán grande eres Tú”. Con amor en el servicio de Cristo.
Joseph Tkach
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